El Pevolca subió ayer el semáforo de alerta volcánica a rojo nivel 1 tras hacerse visibles los primeros signos de la erupción. Los científicos ven plausible la aparición de una pequeña isla que ya está a 150 metros de emerger
PEDRO GUERRA. LAS PALMAS DE GRAN CANARIA
La cara de la bestia. El volcán que ruge bajo los fondos de El Hierro despertó ayer de la siesta que se había tomado en las veinticuatro horas anteriores y comenzó a expulsar material magmático sobre el mar en forma de piroclastos humeantes, a unos 2.400 metros de la costa. Por primera vez desde que el pasado lunes la señal de tremor volcánico despertara a los científicos pasadas las cuatro de la mañana y se diera por iniciada la erupción herreña, ayer se presentaron las primeras muestras visibles, además de las manchas aparecidas el miércoles, de que el 1803-02, el nombre científico con el que se ha bautizado al volcán, no era un fantasma. Los expertos prevén cuatro fases de erupción: la actual, de generación de burbujas de lava; la aparición de una gran columna de vapor blanco; la visualización de pequeñas explosiones sobre el mar de lava conocidas como colas de gallo y por último, una vez que el magma atraviese la superficie del agua, la aparición de una boca, a partir de la cual fluiría la lava hasta formar una pequeña isla.
El Pevolca, que ha aumentado la zona de exclusión aérea y marítima a un perímetro de dos kilómetros de la boca eruptiva, aumentó el semáforo de emergencia volcánica a rojo nivel 1. "En los próximos días podremos ver explosiones, los de la tele se van a divertir", aseguraba anoche, siete horas después de los primeros síntomas de existencia física del volcán, Ramón Ortiz, uno de los científicos que duermen "pegado a un sismógrafo", en La Restinga.Tras una larga e intensa jornada para los redactores de la historia científica, la mayor preocupación de los investiga-dores se centra precisamente en la aparición de explosiones de magma a medida que "se construya el edificio del volcán", explicó Ortiz. "La lava se va a ir acumulando en el fondo y, a medida que se construya el edificio bajo el mar, va a disminuir la profundidad. Paulatinamente irá subiendo el vapor y veremos una bonita columna de humo. Después, puede que se produzcan explosiones". Otros científicos consultados por este periódico en la jornada de ayer afirman que, de producirse esas explosiones, el magma podría ser despedido a un kilómetro de distancia debido a que, a poca profundidad, la presión del agua no tiene fuerza para frenar el magma. Ayer se estimaba que el cono que ha construido el magma podría estar ya a menos de 150 metros de emerger a la superficie, con lo que las explosiones son bastante probables en las próximas horas.Estas explosiones que los científicos esperan que se produzcan frente a la costa herreña, en un lugar perfectamente visible para la población, se generan por la interacción del magma, que está a más de 1.200 grados de temperatura, con el agua. "Luego puede emerger una isla y pue-den salir pompas de lava. ¿En cuánto tiempo? Eso hay que preguntárselo al volcán", aseguró Ramón Ortiz.Otra de las posibilidades que los científicos tienen bastante presente en estos momentos es que se produzcan nuevas bocas en el volcán por las que se pueda expulsar lava. "Incluso en tierra, pero hay que estar atentos a la evolución", comentó Ortiz, quien aclaró que "el peligro para la población es nulo, salvo que se metan donde no deben". En realidad, el único dato que tienen los científicos para localizar la fisura es la mancha: "Exactamente no sabemos dónde está la fisura", aseguró el científico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). "Tampoco sabemos qué cantidad exacta de magma existe ahí abajo".Para controlar este dato, los científicos vigilarán constantemente la deformación de la Isla. "En los últimos meses se ha deformado bastante (5 centímetros) y ahora parece que ese proceso se ha frenado, pero no ha disminuido. Si baja la deformación querrá decir que el magma está saliendo en cantidad suficiente y entonces las posibilidades de una erupción en tierra serían prácticamente nulas. Pero si no es así, se puede abrir otra boca, en tierra o en el mar". El verdadero peligro en forma de daños materiales se produciría en el pueblo de La Restinga, desalojado desde el pasado martes. Ramón Ortiz cree que allí pueden existir "daños menores como rotura de cristales o la caída de cenizas", aunque otros datos apuntan a que, en función de la fuerza de las explosiones, pueda caer una lluvia de material magmático sobre el pueblo. Es lo que el propio Ortiz denominó "explosiones de cola de gallo", por el efecto visual que crean sobre el mar. La Isla del Meridiano vivió ayer con emoción la aparición física del 1803-02. Y una veintena de científicos, emocionados, le toman las constantes vitales al volcán. El Hierro, más que nunca, es una isla viva.
Fuente: La Provincia diario de Las Palmas
