martes, 23 de febrero de 2010

Kakadu, la tierra original

El parque nacional australiano de Kakadu guarda un tesoro de arte rupestre que refleja la tradición cultural más larga de la historia de la humanidad.

Kakadu no es sólo uno de los más grandes museos del mundo,
sino también uno de los que tienen más historia - Ángel M. Bermejo


En el extremo norte de Australia se extiende una vasta región apenas poblada, cuyo paisaje cambia drásticamente según las estaciones. En temporada de lluvias las planicies bajas pueden quedar cubiertas por tres metros de agua. Cuando llegan los meses secos los ríos adelgazan y se pierden en las llanuras. Hacia el Este, un precipicio de decenas de kilómetros y de más de cien metros de altura se pierde en la lejanía y forma la frontera con la Tierra de Arnhem, una región en la que los balanda -los no aborígenes- tienen restringido el acceso. Al oeste del barranco se extiende el parque nacional de Kakadu.

En este parque se protegen una gran variedad de ecosistemas que son el hogar de una increíble cantidad de especies de fauna y flora. Para los gagadu, los habitantes tradicionales de este rincón prístino del planeta, no hay diferencia entre las rocas, los árboles, los animales y el hombre, porque todo constituye una unidad en la propia naturaleza.

Según la tradición milenaria de los gagadu, el universo tiene forma y contenido por la acción de diversos creadores: Warramurrungunyi, Marrawuti, Ginga o Almuy. Cuando terminaron su trabajo entraron en el paisaje, donde permanecen a la vista en algún punto destacado. Son "lugares del Ensueño", centros de energía a los que hay que acercarse con respeto. Todos ellos, después de crear el mundo, encargaron al hombre la tarea de conservarlo.

No se sabe cuándo llegaron a las tierras de Kakadu -el nombre del parque es una deformación del suyo propio-, probablemente hace 2.000 generaciones. Desde entonces han mantenido intacto el lugar, adaptándose a él. De su paso quedan más de 5.000 enclaves con pinturas rupestres. Si, como afirman muchos investigadores, algunas cuentan 35.000 años, Kakadu no sería sólo uno de los más grandes museos del mundo, sino también uno de los que tienen más historia.
Estas pinturas recorren una extensa tradición cultural que se remonta muchos milenios atrás y llega hasta nuestros días. Así, en un mismo abrigo rocoso conviven las representaciones de animales, hombres o espíritus realizadas hace 25 y 25.000 años. Desde entonces, el acto de pintar conecta a la persona con el Ensueño, es decir, con el comienzo de la vida y con su continuación en el futuro.
Muchos de los conjuntos de pinturas de Kakadu son lugares tan sagrados que se mantienen en secreto. Sin embargo, lo que se da a conocer es suficiente para ser admirado como uno de los mayores tesoros de arte de la humanidad. Los enclaves de Ubirr y Nourlangie son los dos grupos de pinturas más importantes que los balanda están autorizados a conocer.

Son dos extraordinarios muestrarios de la evolución del arte rupestre y de los cambios que ha experimentado el paisaje de Kakadu a lo largo del tiempo. Hay que recorrer estos farallones que surgen de las marismas en busca de los abrigos que guardan las pinturas. A cada paso se descubren figuras de danzantes y cazadores, de peces, canguros y tortugas, de espíritus. Uno de los estilos más característicos es el llamado de rayos X, que muestra a las personas y los animales con el esqueleto y los órganos internos claramente trazados.
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